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BUCANERITA

perdida

perdida Ella corría, la habían obligado a salir huyendo. Iba sin sentido, a la velocidad del rayo, sin tener un lugar al que dirigirse.

Llegó a una explanada de letras, caminó despacio por ellas. Quizá allí se podría refugiar. Cuando empezaba a sentirse tranquila, la sacó de su sosiego la voz de la envidia que la gritaba amenazante ensañándose con ella. Vuelta a partir...

El paraíso del amor estaba perdido, el sol se hizo el desentendido sin acogerla en sus brazos. Siguió corriendo hasta llegar al río, con sus aguas cristalinas de la amistad, que llevaba en su sonido el eco de la palabra mágica, la que arropa y acompaña. Le pidió ayuda mientras se miraba en él. En sus oídos la eterna canción de la promesa, del amigo. Pensó arrullarse con ella, pero sus aguas le devolvieron la imagen de la indiferencia que aleja.

Perdida y sin norte, ya sólo supo correr por la vida para ganarle la batalla al tiempo.

Sakkarah

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