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BUCANERITA

El ruido.

El ruido. El ruido de los motores, la gente desconocida. Todo pasa veloz, o indiferente, mientras se ha hecho el silencio en mí. Aquí elevada a una altura considerable, me siento aislada, sólo una leve punzada en mi oído, me recuerda que abajo, los humanos viven entre ruidos.

La magia que sostiene la belleza de lo visto, no tiene lugar en mí en estos momentos. Quizá un poco de fresco, alegrara mi piel; pero el mundo de los rumores, de las voces, hace mella en ánimo, originándome un sentimiento de ausencia.

Sólo un eco doloroso en mi pabellón auditivo, y no pensaré más, para no añadir tristezas a esta tortura que me aleja totalmente de la inspiración.

Sakkarah

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