El río.
Te quedas fija mirando las aguas que lleva el río: alegres, cristalinas, con sus bellas ondas. A veces el agua es dulce, a ratos brava. Tu mirada se enamora, se te enamora el alma, pero el agua no se detiene ante ti. El rio no te ama, pasa de largo porque está enamorado del mar y allí es donde va a parar
Inocente, ¿creías que ese agua tan bella iba a pararse a tus pies?
Sakkarah
Inocente, ¿creías que ese agua tan bella iba a pararse a tus pies?
Sakkarah
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