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BUCANERITA

Viene a la palabra.

Viene a la palabra.

Viene a la palabra la bruma de un gran naufragio, de un velero fantasmal que en su día se adueñaba de los océanos.

En proa, una mano cubre del sol a una mirada que quedó perdida en un horizonte misterioso. Sus ropas mojadas se ciñen a las formas de su cuerpo, y el aliento del aire aún no las pudo secar.

Una balsa, a modo de altar, se acerca a sus pies. Ya sólo queda un paso para el holocausto; un instante de eternidad en el que pasará a ser humo para los dioses. Ellos, sedientos de desdichas, la esperan.

Un poema de amor inacabado, un instante que dará paso a la nada.

Sakkarah

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