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BUCANERITA

Un no saber.

Un no saber.

La hoja deslumbrante, con sus destellos que parecen fantasía, se va clavando dentro. Un corte limpio, mortal de necesidad, y ese dolor infinito que no se localiza.

En lo profundo, la mirada; impermeable a las aguas marinas. En el éter, imperturbable ante las pequeñas partículas que arrastra el aire. Y esa luz lejana, intermitente, que deja caer la vida como cera derretida. Nada se puede deducir de lo arcano.

Vibra en mi esta ansiedad desconocida. No es placer, es perdición. Un no saber dónde alojar los nervios.

Y el mar, sereno calla. Despiadada esta naturaleza que me da la espalda, que no me habla. La inmensa belleza vuelve su mirada altiva, y no localizo este infinito dolor.

Sakkarah

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