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BUCANERITA

Han pasado los días.

Han pasado los días. Han pasado los días, y no en balde. Yo corro queriendo recuperar lo perdido, pero me rinde el desánimo ante lo imposible. Toda mi voluntad está trabajando al servicio de quererme, y sentiría que fuera en vano.

Hoy me vino el día triste, por perderme entre jeroglíficos, que ya no me deberían decir nada: por presentir los juegos que a mí me arrebataron. Todo se cambia, la vida es puro cambalache, y yo fui una mota de polvo en la hombrera de un abrigo. Se me sacudió si piedad, y fui cayendo lentamente hasta posarme en el suelo. Mis gritos, mi desgarrada voz, no tuvieron unos oídos que le prestaran atención. Hicieron eco en un duro mármol, frío como la muerte. No hubo poesías para mí, ni siquiera una palabra para intentar retenerme.

No seré yo la pared con la que se encuentren un día; tampoco estaré para presenciarlo, pero ese día seré un silbido en su oído, un recuerdo que en esos instantes dará una punzada en el estómago, un vahído.

Un año de dolor y de impotencia, me lleva a no creer ya en casi nada. Hoy sé que hay corazones que no son de carne, sino que son granito. He aprendido muchas cosas, pero ninguna buena.

Sakkarah

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